domingo, 15 de marzo de 2015

Mallos de Agüero. 14/3/2015

Para ayer, un sábado como otro cualquiera del mes de marzo, contábamos con una sugerente propuesta de trasladarnos al " Reino de los Mallos" para realizar una andada sumergidos en la historia, el arte románico, pueblos donde se ralentizó el tiempo, paisajes humanizados y descomunales muestras geológicas, materializadas en las formas conocidas como Mallos.
Aparecimos doce personas en San Juan, y el entorno de Pamplona se mostraba bien blanqueado; aparte el aguanieve no cesaba. Al bajar Loiti la negrura nos envolvía, más adelante Berdún se mostraba en una postal invernal. Al subir el puerto de Santa Bárbara, en la Jacetania, la nieve caía y cubría los montes hasta los márgenes del arcén. Una vez pasado el embalse de La Peña cara a Riglos, se nos mostraba la Hoya de
Huesca, y algo indicaba que todo iba a cambiar. Así fue, y así se puede apreciar en las fotos que envío.
Una vez más, se puede sacar la conclusión de que con Gorosti, la opción más arriesgada es quedarse en casa y por el contrario, lo más sensato, suele ser creer firmemente en la calidad de lo que se propone y a pesar de todos los pesares, materializar los recorridos establecidos.
Javier Gómez.
Los Mallos de Agüero
 
El mayor hallazgo botánico del día ha sido encontrar esta preciosa Geraniácea que según hemos podido entender es toda una joya botánica, el Erodium gausssenianum o geranio de los buitres, especie propia de estos lugares y según los expertos única en el mundo.
Lo hemos observado en plena ascensión a los mallos y colonizando el precioso roquedo.
 

Otra especie más modesta pero interesante ha sido el madroño, Arbutus unedo, propio de las comunidades mediterráneas húmedas.
También mediterránea el lentisco, Pistacia lentiscus, una planta de la que se obtiene la almáciga un producto muy utilizado en medicina popular.
E igualmente las uvas de oso, Arctostaphyllos uva-ursi, ya en plena floración.
Aunque el mayor espectáculo nos lo han ofrecido los almendros en plena floración.
El recorrido va por un viejo camino en donde podemos contemplar los restos de la antigua vegetación mediterránea que cubriría toda la zona con carrascas, coscojas, enebros, pinos carrascos, etc.
Estas comunidades mediterráneas albergan grandes poblaciones de jabalíes que en ocasiones labran prácticamente el terreno en busca de raíces y bulbos.


La humedad del suelo permite que las lombrices coman abundante suelo para extraer de él su alimento y dejan así sus rastros peculiares.
 
Y por desgracia ya han despertado las temibles procesionarias de los pinos.
Pero sin duda lo más atrayente de este recorrido han sido los Mallos de Agüero, una imponentes moles de conglomerados rojizos del Triásico que parecen surgen del suelo.
 
Vivienda de gran número de buitres que tiñen con sus orines las grietas de blanco.
 Muy similares a sus hermanos los Mallos de Riglos.
También el Románico ha estado muy presente en este recorrido con la magnífica iglesia de Santiago
 
Destaca especialmente su portada.
 


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